Alcohol, chicas y balas

Lo primero, perdón por no actualizar. Es que a veces necesito una máquina para fabricar tiempo, o algo así. Por favor, los que tengan una que me la alquilen. La necesito.

Hoy quiero hablar de Sin City.
Siendo como es un gran cómic (por favor, ruego que se abstengan los comentarios del tipo: "No es un cómic, es una novela gráfica"), también es una gran obra del séptimo arte, cosa que rara vez coincide. El ambiente que rodea esta opera es de decadencia, degradación absoluta y humillación de los débiles. No sólo son siete excelentes cómics, sino que también exaltan ¡VALORES! Sí, valores morales. Por fuera es una áspera capa de crueldad que muestra la realidad de las calles, pero por dentro es un revoltijo de valores morales presentes en historias tan duras como El duro adiós (valga la redundancia), en el que se pone de manifiesto la lealtad basada en la fuerza bruta de Marv; en Mataría por ella se defiende la defensa de la honra a manos de Dwight MacCarthy y en Ese cobarde bastardo se vocifera la defensa de los necesitados y los débiles seres queridos, aunque eso nos cueste la vida, en este caso de John Hartigan.
Por no hablar de los actores que interpretan a sus personajaes de forma superior.
A Mickey Rourke le pega Marv como si hubiera nacido en esa piel, Bruce Willis ya tiene cara de poli antes de interpretar a John Hartigan y Clive Owens ES Dwight MacCarthy.
Mis felicitaciones al equipo técnico por tan buena labor pintando la película de blanco y negro brillantes. Así como al guionista por conseguir que la película sea como si estuvieras viendo el cómic, sólo que animado. Igualmente quiero darle las gracias a Frank Miller por dibujar algo tan genial.
Lo cierto es que estoy supurando alegría por los poros escribiendo esto. En definitiva, ved la película porque son tres horas bien aprovechadas.